HOMBRES
Oscar Terol
Haciendo un análisis pormenorizado de la situación actual del macho ibérico, y vamos a incluirnos también los euskovarones, hay que reconocer la cosa no pinta muy bien, compañeros. Todos los personajes masculinos de las series de moda de esta última temporada son imbéciles, canallas, cínicos, ridículos, simples, bobalicones, adúlteros, inmaduros o están al mando de un tal Paco, que es como el circo de Miliki pero con pistolas. El panorama es desolador: no sabemos hablar, nos comunicamos a gritos, siempre nos pillan haciendo una trampa, el único objetivo que tenemos es untar el churro y Homer Simpson es nuestro guía espiritual.
El patetismo se ha convertido en norma y los únicos que se libran, que dan una imagen cercana a lo que podría ser un sucedáneo de persona integra, tienen que ser médicos o policías. Apaga y vámonos. Uno podría pensar que los equipos de guiones están formados por feministas integristas, y no es así, la mayoría tienen pilila. La pregunta incómoda que hay que formular es: ¿se ajusta a la realidad la representación masculina de las series de televisión? Que no conteste ninguna mujer en voz alta por favor. ¿Se acuerdan de Chanquete, aquel tipo que vivía solo, en un barco, y aleccionaba a los jóvenes con su sabiduría? Era un señor como Dios manda, de los que ya quedan pocos. Si 'Verano azul' se rodara hoy en día, el papel del viejo Chanquete lo haría seguramente Antonio Resines, que se tiraría a Julia en el primer capítulo. Y cuando le vinieran los chavales a contarle un problema, se los quitaría de encima con esa media lengua que le caracteriza: «Pues, si que, que, que tiene, tiene, narices la, la, la cosa Tito, ala, iros a, a, a, dar una vuelta». Y para macho ibérico, Curro Jiménez, bandolero, pero señor también, con un código ético que para sí lo quisiera 'El Solitario'. Pasen buen día señoras.
30.7.07
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