30.7.07

EL CORREO - 30-7-2007 - "HOMBRES"

HOMBRES
Oscar Terol

Haciendo un análisis pormenorizado de la situación actual del macho ibérico, y vamos a incluirnos también los euskovarones, hay que reconocer la cosa no pinta muy bien, compañeros. Todos los personajes masculinos de las series de moda de esta última temporada son imbéciles, canallas, cínicos, ridículos, simples, bobalicones, adúlteros, inmaduros o están al mando de un tal Paco, que es como el circo de Miliki pero con pistolas. El panorama es desolador: no sabemos hablar, nos comunicamos a gritos, siempre nos pillan haciendo una trampa, el único objetivo que tenemos es untar el churro y Homer Simpson es nuestro guía espiritual.

El patetismo se ha convertido en norma y los únicos que se libran, que dan una imagen cercana a lo que podría ser un sucedáneo de persona integra, tienen que ser médicos o policías. Apaga y vámonos. Uno podría pensar que los equipos de guiones están formados por feministas integristas, y no es así, la mayoría tienen pilila. La pregunta incómoda que hay que formular es: ¿se ajusta a la realidad la representación masculina de las series de televisión? Que no conteste ninguna mujer en voz alta por favor. ¿Se acuerdan de Chanquete, aquel tipo que vivía solo, en un barco, y aleccionaba a los jóvenes con su sabiduría? Era un señor como Dios manda, de los que ya quedan pocos. Si 'Verano azul' se rodara hoy en día, el papel del viejo Chanquete lo haría seguramente Antonio Resines, que se tiraría a Julia en el primer capítulo. Y cuando le vinieran los chavales a contarle un problema, se los quitaría de encima con esa media lengua que le caracteriza: «Pues, si que, que, que tiene, tiene, narices la, la, la cosa Tito, ala, iros a, a, a, dar una vuelta». Y para macho ibérico, Curro Jiménez, bandolero, pero señor también, con un código ético que para sí lo quisiera 'El Solitario'. Pasen buen día señoras.

23.7.07

¿Somos todos los hombres organizados "hombres por la igualdad"?

La opinión de los hombres

Empar Pineda afirmaba en el telediario de TVE1 que en la lucha por la igualdad era cada día más fundamental la implicación masculina. Este es un tema complejo, y convendría matizarlo. De entrada, la implicación masculina en el desarrollo y potenciación del feminismo ha sido en muchos aspectos notable, con la presencia de líderes y especialistas de diferentes campos varones que han apoyado constantemente las medidas femicéntricas que el feminismo plantea, y por otra parte la aceptación de diferentes políticas sociales por parte de los hombres de a pie, que con sus impuestos subvencionan las instituciones y acciones feministas. Sin embargo los hombres aún no tenemos ninguna ideología o institución gubernamental que corrija nuestra discriminación. Al considerarnos como privilegiados se condena nuestra problemática a la invisibilidad y se nos hace muy difícil encontrar una vía liberadora propia que apele genuinamente a lo masculino. Afortunadamente cada vez son más numerosos los hombres que desarrollan un incipiente masculinismo desde organizaciones como Mandefender o las APFS. Esto contribuye a una mayor armonía entre los dos sexos, y ayudará a los hombres a asumir un significativo papel en la lucha contra la discriminación sexual, al ofrecerles una visión con la que simpatizarán y que les demostrará que, por fin, en la lucha por la igualdad han dejado de ser los grandes olvidados.

Gustavo Revilla

Desde mi punto de vista es una actitud realmente negativa. No pone en duda la responsabilidad histórica de los hombres en la opresión de la mujer y de sus consecuencias en cada lugar y cada momento de la misma.
A tener muy presente pues entiendo que es una vuelta de tuerca dialéctica para sentar la prevalencia del macho.

Ondo izan

Javi Ruiz

17.7.07

Diario Noticias de Álava - 17.7.07 - Cinco menores agreden a un joven en Mendizorroza por ser homosexual


Le insultaron y, tras encararse con ellos, le dieron varias patadas en el rostro
Admite que durante el altercado también despreció a los chicos al llamarles "moros"

David muestra a la cámara los puntos de sutura que recibió en el labio inferior.

Foto: j.m.
garikoitz montañés

vitoria. David, un vitoriano de 31 años y usuario de Mendizorroza, fue agredido el pasado viernes por un grupo de menores que le exigían que abandonase el complejo deportivo por ser homosexual. El joven paseaba con su novio por las piscinas cuando recibió varios insultos por parte de cinco chicos "de procedencia árabe". Ante las repetidas vejaciones de los chavales, David acabó dando una bofetada a uno de ellos. La respuesta fue que recibió varias patadas y cuatro puntos de sutura en un labio. Ayer aún meditaba si debía presentar una denuncia, aunque lo que sí tenía claro era que tenía que poner el grito en el cielo ante tal "muestra de homofobia".
No era la primera vez que David tenía un percance con estos chicos de unos 17 años. Ya el jueves se había enfrentado verbalmente con ellos, después de que le insultaran al verle con su novio. Al día siguiente, las voces de "Maricón de mierda" se repitieron y, aunque intentó "pasar del tema", esta situación se convirtió en una de las dos actuaciones que tuvo la Policía Local en Mendizorroza durante el fin de semana.
David abandonaba el complejo, sobre las 20.30 horas, cuando de nuevo sufrió insultos y, a pesar de que intentó "hacerles entrar en razón", acabó estallando. "Me volví, les llamé moros y abofeteé a uno", reconoce. Al final, le tiraron al suelo y sufrió varias patadas en la cara y en la espalda. Mientras la Policía Local intentaba identificar a los agresores, David fue trasladado al Hospital de Txagorritxu, donde recibió cuatro puntos de sutura en el labio inferior.
la disculpa, al día siguiente Al día siguiente, optó por cambiar sus hábitos y, por un día, acudió a Gamarra. Entonces todavía no tenía claro si debía denunciar los hechos. "No soy racista, y yo tampoco tenía que haberles insultado así", medita, consciente de que su reacción tuvo lugar ante las centenas de padres y niños pequeños que acudían ese día a Mendizorroza. Además, los jóvenes acabaron disculpándose, a través de un amigo en común, durante la jornada del mismo sábado. "No sé si es porque de verdad están arrepentidos o por el miedo a que acuda a la Policía", reconoce.
Por el momento, David acudió al servicio municipal de asesoramiento para gays y lesbianas, Énfasis, para conocer qué pasos debería dar ante esta situación. De lo que sí está convencido es de que estas vejaciones no deben repetirse. Este joven agradece que, durante el enfrentamiento que tuvo lugar en las piscinas, recibiera el apoyo de otros vecinos. "Vitoria ha cambiado en los últimos años. Aunque siempre estará el típico curioso al que le hacemos gracia o que se da la vuelta cuando mi novio y yo caminamos por la calle", cuenta. Pero nunca la situación se había puesto tan "fea" como el pasado viernes. "Siempre va a haber una parte de la sociedad a la que le llamemos la atención. Esta ciudad no es Madrid, pero sí he notado que cada vez nos ven con más normalidad", se felicita.

EL CORRERO (17.7.07) - Violencia de género y dependencia emocional


ARACELI MEDRANO

Las noticias sobre la muerte trágica de mujeres a manos de su compañero sentimental ocupan un espacio casi diario en los medios de comunicación. El caso de la muerte de Asun Villalba (Vitoria), el de Estrella L.G. (Coruña), el de C.O. (Alicante), y el de otras mujeres con nombre y apellido que retiran denuncias que habían interpuesto por maltrato físico o psicológico, pone en evidencia el conflicto emocional que las une a quien las maltrata. Una cuestión cardinal a descifrar es la serie de motivos y causas que llevan a una mujer a depender emocionalmente de un compañero que le maltrata física y psicológicamente.

En primer lugar, muchas de estas mujeres han sufrido maltrato psicológico en su infancia, y para sobrevivir se han acostumbrado a situarse en una posición de sumisión frente al otro, que tiene como efecto la asunción resignada de determinadas conductas agresivas del varón.

En segundo término, la convivencia larga con un maltratador produce una serie de cambios emocionales como baja autoestima, sentimientos de culpabilidad, percepción errónea del maltratador, miedo, y confusión emocional. Es por lo que hay mujeres que interponen una denuncia en un momento de ira contra su cónyuge, pero cuando se dictamina la orden de alejamiento no pueden sostener el efecto del acto realizado y aparece con intensidad la angustia de la separación, y la dependencia emocional del otro.

En tercer lugar, el agresor manifiesta una conducta ambivalente con su pareja ya que en unos periodos de la relación maltrata física o psicológicamente, y en otros momentos se arrepiente, se muestra cariñoso y hasta intenta adoptar una conducta ejemplar.

En los espacios de tiempo en los que hay cierta tranquilidad, el varón hace que su compañera experimente la sensación de que es imprescindible en el progreso de su bienestar psicológico, y le promete que con su ayuda nunca más volverá a repetir lo sucedido. Por si fuera poco, exalta insistentemente sus buenas cualidades como madre y le recuerda la importante misión que está realizando como educadora de sus hijos y cuidadora de la estructura familiar. En estos momentos es cuando se retiran las denuncias interpuestas y se instala la esperanza de que su compañero va a cambiar, ya que la mujer se ha identificado con el mensaje del otro y cree que con su entrega logrará estabilizar la relación de pareja.

La víctima se autoengaña y manifiesta que en el fondo su marido es una buena persona y que cuando está bien es muy cariñoso. Así es que si es agresivo también será porque ella no sabe tratarle. Si está tranquila y confía en él todo va mejor.

El efecto de esta atribución imaginaria es que la mujer se responsabiliza del problema de su cónyuge y se culpabiliza en los periodos de tiempo en los que se desencadena la conducta agresiva del maltratador. La víctima intenta desesperadamente que la situación se arregle para olvidar el horror que produce la agresión y recuperar el equilibrio perdido, pero este ciclo repetitivo termina con su propia destrucción.

Este aprendizaje de comportamiento psicológico se inscribe en el marco de la ideología patriarcal y se transmite de generación en generación a través del proceso educativo y socializador. Por lo tanto, para prevenir la violencia contra las mujeres es necesario que desde el ámbito educativo, familiar e institucional se favorezcan cambios cognitivos, emocionales y de comportamiento en los niños y jóvenes para construir la igualdad y compartir la diferencia subjetiva. Los esquemas cognitivos comenzarán a dar señales de cambio real el día en el que cada vez sea mayor el número de personas que no acepten con una sonrisa de resignación cínica (por las paradójicas ventajas que implica) las facilidades de los hombres para acceder a puestos de trabajo mejor remunerados y que no defiendan con teorías biológicas la tendencia innata de algunos varones para expresar su agresividad.

Ese día las mujeres tendrán menos motivos de orden afectivo, educativo y económico para depender del otro y poder realizar, en su caso, la travesía de un duelo de separación afectiva que no implique su destrucción. Seguro que para entonces, se habrá modificado el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento criminal (1882), que exime a las mujeres de la obligación de declarar contra el agresor, para proteger, si lo desea, los vínculos de solidaridad familiar.

10.7.07

Reyes por un día

Diez mujeres aprenden en un taller a vestir y comportarse como hombres
VIRGINIA COLLERA - Madrid - 09/07/2007

"Todas habéis traído vuestros penes falsos, ¿verdad?", pregunta la estadounidense Diane Torr a las diez chicas que se han apuntado a su taller de drag kings. Comienza la mutación: el pene en su sitio, los pechos disimulados bajo un apretado vendaje, barba, bigote o perilla, a elegir, maquillaje, cejas pobladas, ropa masculina, abundante gomina...

"¡Es muy cansado ser hombre! ¡Pesadísimo!", exclama una de las participantes

"Pero, todavía parecemos chicas, ¿verdad?", preguntan. Afirmativo. "Ya lo dice Diane, no es cuestión de físico sino de actitud", apostillan. Durante una veintena de horas, la artista Diane Torr les enseñará a caminar, comer, beber, sonreír o mirar como hombres. Una breve introducción al comportamiento masculino.

"Yo les ayudo a crearse un álter ego, este no es un taller de disfraces, tienen que meterse en la piel de los hombres y disfrutar de los privilegios que ellos tienen", explica Torr, que organizó el primer taller de drag kings en Nueva York en 1989 y, desde entonces, no ha parado. Es la segunda vez que recala en Madrid, la primera con el festival Escena Contemporáneo, ahora en el marco del ciclo Sui Generis.

Lo primero es elegir una identidad masculina. Nuria es Iván. "Un currante". Raquel es David. "Un macarrilla de Vallecas". Melanie es Kevin -aunque todas le dicen que le pega más Shaggy, insisten en que se da un aire al personaje de Scooby Doo-. "Yo me he inspirado en mi hermano pequeño". Se sienten cómodas. Coinciden en que ser hombre es un relajo. "No te observan tanto, así que tampoco pasa nada si tienes barriga, es más, puedes hasta sacarla y no pasa nada", dice Nuria. Lo peor de la transformación: la venda. "Es horrible, a veces parece que te falta el aire", dice Melanie. El pene, en cambio, no les da problemas. "Además, lo de tocártelo te sale de manera muy espontánea porque como se te mueve tienes que volver a colocártelo. Es muy estimulante", explican.

Se lo están pasando pipa. Ninguna de las chicas niega el componente lúdico del taller. "Queremos jugar con los géneros, experimentar y aprender. Aquí te das cuenta de que no sabes nada de la masculinidad", señala Iris.

"Lo que más les cuesta a las españolas es dejar de sonreír, es algo totalmente cultural, lo hacen para agradar". En las últimas horas del taller, casi todas han logrado borrar su sempiterna sonrisa. Con gesto serio, caminan con las piernas más abiertas, adelantan su pelvis, restringen sus gestos, calculan sus movimientos. La voz masculina no les sale, así que optan por callar. La profesora mira con orgullo a sus reyes antes de encargarles una última misión -de género-: salir a la calle y desplegar las lecciones aprendidas.

"Es muy poco tiempo, les queda mucho por asimilar, además, la figura del drag king no es muy común en España, pero al final no es tan complicado, nuestro comportamiento es humano, ni masculino ni femenino, esa distinción es una construcción que ha levantado nuestra sociedad", asegura Torr.

Algunas regresan triunfantes, otras frustradas, pero sobre todo y sin excepción, agotadas. Aunque todas repetirían la experiencia. "Pero el año que viene. ¡Es muy cansado ser hombre! ¡Es pesadísimo! Yo me he sentido como un robot", dice Sayak.

Nani asiente. "Yo entiendo que los hombres se vistan de drag queens porque para ellos es una liberación, sin embargo, para nosotras ser drag king es una represión física brutal"

3.7.07

Reunión fin de curso...

Queridos compañeros, lagun maiteak,

Tras el emocionante encuentros de Agurain nos vamos a volver a reunir el próximo jueves día 5 de julio a las 20h en el Hikaateneo en una "afari-bilera" en la que evaluaremos lo realizado y miraremos al futuro.

Ondo izan

Nos vemos el jueves

EL CORREO - Los hombres renuncian a dedicar más tiempo a sus hijos por el recelo del entorno laboral

SOCIEDAD
Los hombres renuncian a dedicar más tiempo a sus hijos por el recelo del entorno laboral
Los permisos de paternidad son aún menos del 2% por el temor a un retroceso en la carrera profesional . Un informe de la Fundación BBVA destaca el cambio en los valores en el seno de la familia española
03.07.2007 -
A. GARCÍA

Los permisos de paternidad crecen muy lentamente y son aún menos del 2% del total porque todavía la empresa española, tanto privada como pública, está lejos de aceptarlos como 'normales'. Ello ha terminado por convertirse en un freno a la modernización de la familia, de forma que aún recae sobre la madre una gran parte del peso del cuidado de los hijos, incluso aunque trabaje fuera de casa tantas horas como el padre. Las sociólogas Inés Alberdi y Pilar Escario reclamaron ayer una normalización de esos permisos de paternidad para que sea posible una relación simétrica dentro de la familia en lo que a la atención de los menores se refiere. Ambas presentaron el estudio 'Los hombres jóvenes y la paternidad', del que son autoras y que ha publicado la Fundación BBVA.


Los datos demuestran que hoy una madre dedica un tiempo tres veces superior al padre al cuidado de los hijos. La rápida incorporación de la mujer al mercado laboral debería haber reducido esa diferencia, pero sin embargo el cambio se produce con gran lentitud porque aún se sigue viendo como socialmente 'normal' que sean ellas quienes afronten la mayor parte de la tarea. En el interior de las empresas y las administraciones públicas eso se traduce en reproches más o menos velados cuando un varón pide el permiso de paternidad al que tiene derecho por ley. Así, mientras las mujeres asumen resignadas que la maternidad las 'sacará' de la carrera profesional, al menos durante unos años, los varones no están dispuestos a aceptarlo. Su reacción, en esa lógica, es no solicitar el permiso. Y la consecuencia es que la carga del cuidado infantil recae sobre las mujeres.

El estudio de Alberdi y Escario está basado en los resultados de una serie de debates con 12 grupos de ocho varones, residentes en Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao, que viven emparejados, algunos de ellos con hijos pequeños y otros que han renunciado a tenerlos por diferentes causas. Precisamente, entre quienes carecen de descendencia, la razón más citada es la falta de tiempo para atenderlos, a consecuencia de una excesiva presión laboral. El trabajo recoge testimonios y algunos son muy claros: «Hoy en las parejas trabajan los dos. El hijo lo van a cuidar otros. Para eso no merece la pena», dice uno de quienes han renunciado. Esa mentalidad supone un cambio evidente respecto de generaciones anteriores. Como dice otro de los integrantes de los grupos de discusión, lo normal hace treinta o cuarenta años era que el varón llegase de trabajar a última hora de la tarde y se fuese a jugar una partida con los amigos. Ahora, los padres jóvenes consideran su obligación atender a los niños: bien porque asumen la simetría de la pareja respecto de su descendencia, bien porque sin aceptarla del todo quieren rebajar la sobrecarga de su mujer, obligada con frecuencia a una doble jornada laboral.

Horarios

Otro impedimento para poder prestar la atención deseada a los hijos es un horario laboral demasiado prolongado. En declaraciones a este periódico, Alberdi explicó que España tiene una de las jornadas laborales más largas del mundo occidental, con una productividad baja. Una racionalización de esos horarios permitiría una mejor organización de las tareas domésticas. Pero de nuevo hay una penalización en el seno de las empresas para los varones que solicitan un horario continuado para cuidar de sus hijos.

Las dos autoras del estudio se refirieron al momento de transición que vive la familia española, desde un modelo tradicional y jerarquizado, basado en la autoridad indiscutida del padre, a otro simétrico e igualitario, que se asienta en el trabajo fuera del hogar de ambos progenitores y por tanto en una división a partes iguales de las tareas domésticas y la atención de los niños. Desde el punto de vista de los roles, los padres jóvenes se están transformando de meros proveedores de recursos económicos en seres afectivos que aprenden a cuidar de otros, algo que no sucedía en anteriores etapas históricas. En ese sentido, Alberdi y Escario destacaron el valor del recientemente aprobado (entró en vigor el 24 de marzo) permiso de 15 días para los varones tras el nacimiento de un hijo. Una consecuencia secundaria de ese cambio es la revalorización de la ternura, «lo que supone el germen de una sociedad menos violenta», en la que el machismo «se encuentra en proceso de desaparición», destacaron las dos sociólogas.

2.7.07

EPS (1-VII-2007) : Pregúntate si sabes qué es un hombre

TRIBUNA: ROSA MONTERO
Pregúntate si sabes qué es un hombre
ROSA MONTERO 29/06/2007

He recibido un e-mail impresionante de un lector. Una de esas cartas que te hacen sentir que las cosas se mueven, que la realidad evoluciona hacia algo mejor. JMS vive en Barcelona y no me dice ni la edad que tiene ni a qué se dedica. Pero me cuenta algo mucho más íntimo y esencial: "Soy un interesado en el tema de la violencia de género", dice, "pues me separé hace dos años en un episodio final en el que agredí a mi ex compañera y madre de mis dos hijos. Fui condenado a 38 días de trabajos en beneficio de la comunidad y a un año de alejamiento ?que ya cumplí, ambos"?. Después de aquella "durísima experiencia", JMS decidió intentar entenderse y comenzó a buscar respuestas no sólo al origen de su "lamentable acto", sino también "al desconcierto en que me muevo con respecto a mi papel como hombre y como padre". No se puede expresar mejor ese sentimiento de pérdida de coordenadas vitales que parecen sufrir tantos varones actualmente.
La noticia en otros webs

También las mujeres hemos perdido nuestro lugar en el mundo. Es decir, a lo largo del siglo XX las mujeres empezamos a poner en cuestión nuestro papel tradicional, y al hacerlo también nos quedamos desnortadas y sin sitio, como ellos. La diferencia es que las mujeres éramos y somos más conscientes de que los estereotipos sexuales son una trampa. Una sociedad machista es una calamidad tanto para nosotras como para ellos, porque, al definir rígidamente qué debe ser un hombre y qué una mujer, nos obliga a todos a comportarnos como meras caricaturas. Pero los varones, al llevar la mejor parte, no fueron capaces de darse cuenta de todo lo que perdían con su posición de privilegio. Por eso, mientras las mujeres llevamos décadas intentando repensar nuestro papel en el mundo, escribiendo libros, organizando debates, reflexionando sobre nuestra condición y buscando nuestro nuevo espacio, los hombres en general se han limitado a quedarse paralizados como pollitos. Aterrados y confusos ante los cambios.


Siempre eché de menos la aportación masculina en este tema, su esfuerzo intelectual para intentar entenderse y entendernos, el otro lado de la reflexión en esta búsqueda colectiva de otra manera de estar en el mundo. Porque, si buscamos juntos, encontraremos antes. Por fortuna, poco a poco parece que va habiendo más y más hombres dispuestos a pensar sobre sí mismos. JMS me dice en su carta que él pertenece a un grupo que se llama Sopa de Hombres y que ya tiene tres años de antigüedad. Se reúnen un día a la semana, cada vez en casa de uno, para exponer sus experiencias personales, intercambiar opiniones y apoyarse emocionalmente. La misma mecánica que los colectivos feministas. Y no es la única iniciativa masculina de este tipo: el 17 de junio pasado, por ejemplo, se celebró en el Casal Lambda, de Barcelona, el segundo encuentro de grupos de hombres de Cataluña, organizado por AHIGE (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, www.ahige.org). El tema central fue la "asertividad masculina", esto es, cómo conseguir que los varones sean capaces de expresar sus deseos, sus necesidades y sus sentimientos sin ser agresivos, huyendo tanto de la castración (de la represión emocional) como de la violencia.

En su espléndida carta, JMS se asombra de que el cambio social vaya tan lento. De que los jueces se muestren tan reacios a otorgar custodias compartidas para los hijos, de que se pidan tan pocos permisos de paternidad, de que parezca inconcebible que un hombre se niegue a quedarse hasta las tantas en la oficina porque tiene familia, de que haya tan poca participación masculina en el cuidado de niños, de discapacitados o de ancianos. Y lamenta que todos estos temas tengan tan poco reflejo público y no sean un debate abierto en la sociedad. "¿Dónde está el espacio de los hombres, también en el núcleo familiar, en la cosa doméstica? ¿Sabemos los hombres cuidarnos, cuidar a otros? ¿Cómo cambia el hombre para su próximo papel en esta nueva sociedad de iguales? ¿Es la paternidad equivalente a la maternidad? ¿Existen diferencias y, si es así, qué hacemos con las potencialidades diferentes de los sexos: la capacidad de engendrar, la fuerza, la agresividad, la capacidad de cuidar de?", dice. Son cuestiones esenciales, desde luego. Pregúntate si sabes las respuestas.