SOCIEDAD
Los hombres renuncian a dedicar más tiempo a sus hijos por el recelo del entorno laboral
Los permisos de paternidad son aún menos del 2% por el temor a un retroceso en la carrera profesional . Un informe de la Fundación BBVA destaca el cambio en los valores en el seno de la familia española
03.07.2007 -
A. GARCÍA
Los permisos de paternidad crecen muy lentamente y son aún menos del 2% del total porque todavía la empresa española, tanto privada como pública, está lejos de aceptarlos como 'normales'. Ello ha terminado por convertirse en un freno a la modernización de la familia, de forma que aún recae sobre la madre una gran parte del peso del cuidado de los hijos, incluso aunque trabaje fuera de casa tantas horas como el padre. Las sociólogas Inés Alberdi y Pilar Escario reclamaron ayer una normalización de esos permisos de paternidad para que sea posible una relación simétrica dentro de la familia en lo que a la atención de los menores se refiere. Ambas presentaron el estudio 'Los hombres jóvenes y la paternidad', del que son autoras y que ha publicado la Fundación BBVA.
Los datos demuestran que hoy una madre dedica un tiempo tres veces superior al padre al cuidado de los hijos. La rápida incorporación de la mujer al mercado laboral debería haber reducido esa diferencia, pero sin embargo el cambio se produce con gran lentitud porque aún se sigue viendo como socialmente 'normal' que sean ellas quienes afronten la mayor parte de la tarea. En el interior de las empresas y las administraciones públicas eso se traduce en reproches más o menos velados cuando un varón pide el permiso de paternidad al que tiene derecho por ley. Así, mientras las mujeres asumen resignadas que la maternidad las 'sacará' de la carrera profesional, al menos durante unos años, los varones no están dispuestos a aceptarlo. Su reacción, en esa lógica, es no solicitar el permiso. Y la consecuencia es que la carga del cuidado infantil recae sobre las mujeres.
El estudio de Alberdi y Escario está basado en los resultados de una serie de debates con 12 grupos de ocho varones, residentes en Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao, que viven emparejados, algunos de ellos con hijos pequeños y otros que han renunciado a tenerlos por diferentes causas. Precisamente, entre quienes carecen de descendencia, la razón más citada es la falta de tiempo para atenderlos, a consecuencia de una excesiva presión laboral. El trabajo recoge testimonios y algunos son muy claros: «Hoy en las parejas trabajan los dos. El hijo lo van a cuidar otros. Para eso no merece la pena», dice uno de quienes han renunciado. Esa mentalidad supone un cambio evidente respecto de generaciones anteriores. Como dice otro de los integrantes de los grupos de discusión, lo normal hace treinta o cuarenta años era que el varón llegase de trabajar a última hora de la tarde y se fuese a jugar una partida con los amigos. Ahora, los padres jóvenes consideran su obligación atender a los niños: bien porque asumen la simetría de la pareja respecto de su descendencia, bien porque sin aceptarla del todo quieren rebajar la sobrecarga de su mujer, obligada con frecuencia a una doble jornada laboral.
Horarios
Otro impedimento para poder prestar la atención deseada a los hijos es un horario laboral demasiado prolongado. En declaraciones a este periódico, Alberdi explicó que España tiene una de las jornadas laborales más largas del mundo occidental, con una productividad baja. Una racionalización de esos horarios permitiría una mejor organización de las tareas domésticas. Pero de nuevo hay una penalización en el seno de las empresas para los varones que solicitan un horario continuado para cuidar de sus hijos.
Las dos autoras del estudio se refirieron al momento de transición que vive la familia española, desde un modelo tradicional y jerarquizado, basado en la autoridad indiscutida del padre, a otro simétrico e igualitario, que se asienta en el trabajo fuera del hogar de ambos progenitores y por tanto en una división a partes iguales de las tareas domésticas y la atención de los niños. Desde el punto de vista de los roles, los padres jóvenes se están transformando de meros proveedores de recursos económicos en seres afectivos que aprenden a cuidar de otros, algo que no sucedía en anteriores etapas históricas. En ese sentido, Alberdi y Escario destacaron el valor del recientemente aprobado (entró en vigor el 24 de marzo) permiso de 15 días para los varones tras el nacimiento de un hijo. Una consecuencia secundaria de ese cambio es la revalorización de la ternura, «lo que supone el germen de una sociedad menos violenta», en la que el machismo «se encuentra en proceso de desaparición», destacaron las dos sociólogas.
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