MARICEL CHAVARRÍA - Barcelona - 25/05/2008
"El arquetipo viril les obliga a ser agresivos, fuertes, proveedores..., deberes que agotan", dice Àngels Carabí
Al nuevo decálogo de valores rancios hay que anotar el siguiente: tildar de afeminado a un hombre por poner en duda los valores de la masculinidad tradicional. Las cosas están así: la entrada de la mujer en el mundo laboral ha conducido a la crisis del arquetipo viril alrededor del cual ha venido girando el mundo. Lo decretó en el año 2000 el reconocido psiquiatra británico Anthony Clare: los hombres están en peligro de ser sustituidos, decía. De sustituidos nada, globalmente siguen ocupando casi todos los cargos de gobierno, pero ya no están exentos de ser analizados. Los estudios de género hablan de otras identidades masculinas. No sólo por una ética de la igualdad, sino porque cumplir con el mito Marlboro tampoco les hace felices. Las novedades editoriales dejan constancia de esta inquietud: La masculinidad a debate;Cuando los hombres hablan;Reconstruir la identidad masculina...Hasta Woody Allen refleja en El sueño de Casandra el modo en que dos sobrinos reciben de desigual forma el mandato de su adinerado tío, patriarca sin valores, cuando éste les pide que comentan un crimen. El feminismo fue la gran revolución del siglo XX; el cambio del varón podría ser la del XXI. ...
escasas culturas donde hombre y mujer tienen igual estatus). La catedrática de Periodismo de la UAB Amparo Moreno, fundadora del feminario Mujer y Cultura de Masas, sostiene que es un error reducir el problema al género. En su estudio sobre el pensamiento androcéntrico, insiste en que esta masculinidad hegemónica no es sólo sexista, sino racista y clasista. De hecho, los estudios de raza y masculinidad demuestran, por ejemplo, que los códigos de masculinidad islámicos se han endurecido en contacto con Occidente. ¿De verdad? En su afán por convertir en inferior al hombre colonizado, Occidente lo feminiza, destacando sus valores de caridad y generosidad. "¡Puaj! Es de niñas". La masculinidad no sólo se define por oposición a lo femenino: se basa en la misoginia y la homofobia, afirma Daniel Gabarró, psicopedagogo y miembro de Ahige, Asociación de Hombres por la Igualdad de Género. "Fijémonos en los niños de hoy: siguen poniendo cara de asco ante cosas de niñas y se sienten humillados si se les puede tildar de algo femenino. Oiga, ¿acaso las niñas son una mierda? Es preocupante que la mitad de la población mire a la otra con superioridad pretendiendo que no es así", apunta Gabarró. "En preescolar ya han asumido que ellos son superiores. Por eso ellas pueden disfrazarse de pirata pero a ellos no les está permitido disfrazarse de princesa. Ya saben que ese gesto no se interpreta como un simple divertimento". ...